Hay muchas instancias que vivimos , que si no le damos una finalidad correcta puede que actúe en nuestra vida como un eterno obstáculo, sin embargo si logramos usarlo puede ser útiles tanto para nosotros mismos como para los que nos rodean.
Si bien en la relación con nuestros alumnos usamos el conocimiento aprendido en el instituto, en ese vínculo usamos nuestros modos de pensar y de sentir y de sentirnos que son las raíces mismas de nuestras experiencias de vida, estas experiencias también las transferimos en el proceso educativo y a mi modo de ver ésta ultima es vital para el niño, pues le damos experiencias que construyen la personalidad y la otra bien usada puede acariciar el alma y despertarla de su letargo.
Por eso nunca, jamás creas en el que somos o valemos por lo que realizamos ó por las virtudes intelectuales ó por como nos desenvolvemos en lo cotidiano si lo hacemos con astucia con ligereza o con inteligencia, pues la humanidad a creado un culto a esas cosas y ha dejado lo más importante, que son la esencia misma del hombre como es el respeto la solidaridad y la compasión.
Creo yo que todos somos valiosos, lo complicado o lo complejo que a los valores lo estereotipamos y lo encasillamos en puntos ínfimos y precarios , mientras que los valores son amplios diversos y muy variados.
Y muchas veces si no entramos en esos estereotipos de valores aceptados por la sociedad nos hacen creer muchas veces de forma inconsciente que no servimos para nada y esto es totalmente falso por una parte y un gran indicador por otra que nos señala que por esos puntos que la gente en general valora para nosotros no es nada y debemos buscar por otro lado.
Hoy siendo padre siento que amo a mis hijos `porque sí, no tengo motivos para aceptarlos o para sentir lo que siento por eso sé que el amor, que a mi modo es el valor por excelencia no responde a rótulos ni a expectativas.
Si recuerdas esto, creo que tu labor educativa ya es un éxito, ya tiene un gran valor, pues lo que hoy veo en la escuela es niños cansados de tanto conocimiento y hambriento de aceptación, de cariño y de comprensión.
Prof. Fernando Henig
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