He observado algo que me llama la atención y lo escribo para compartir algunas reflexiones.
En variadas oportunidades donde he brindado o realizado aportes como en el caso de la asignatura didáctica en curso para técnicos de ONFI o en su tiempo en ISEF, o dado una mano en clubes mostrando las posibilidades de organizar una clase, mostrando las opciones en la dirección de grupos, lo mismo cuando intercambiamos con colegas o con funcionarios de instituciones educativas, ha habido un tema que a generado a mi entender una confusión, que es el tema de el orden y respeto hacia el adulto que dirige o esta como responsable de un grupo o de infraestructura.
Lo que he mostrado que es elemental y básico que exista un funcionamiento que permita que cuando el docente explica o realiza un aporte, sus alumnos escuchen y vean lo aportado, que se entienda que hay un momento para escuchar y otro momento para jugar y realizar la tarea, siendo en mi caso, muy exigente con esa norma.
Y a su vez el continuo afán de que cuando un alumno habla o solicite algo, se busquen todas las posibilidades para solucionar lo solicitado, también ser un observador de la expresión de ellos, aunque no se plantee verbalmente, solo el ver la expresión de una necesidad, intentar buscar los medios para solucionarlo.
Ahora la confusión que creo existe, es que se exige que el alumno escuche cosas que a el no le interesa y por un tiempo tan prolongado que su atención no se puede sostener, una cosa es exigir se escuche una corrección que este al alcance de la madurez del niño y otra es una disertación de una persona que no es conciente que su intención es convencer, planteando cosas confusas sin contar con que lo expuesto no es significativo para el niño.
Una cosa es pedir que se deje de picar la pelota y exigirlo, cuando se esta hablando por que sino no se sabe que se va hacer y tampoco dejo escuchar a sus compañeros y otra es hablar algo que solo el adulto entiende y valora, y este lo hace sin tener en cuenta los intereses y posibilidades atencionales de un niño.
Por eso creo debemos ser muy honestos con nosotros mismos para poder clarificar cual es el sentido de lo que se esta haciendo y planteando.
Si se exige por la necesidad de un determinado funcionamiento o por el grado de importancia que adquiere mi persona por la atención solicitada.
¿Se pide y se grita para que marquen y pasen bien la pelota para que aprendan o se pide y se grita por que si pierden la imagen como entrenador se ve opacada?
¿no es esa la razón por las cuales Gritamos mas en los partidos que en las practicas?
¿ No es esa la razon por que enseñamos mas en los partidos que en las practicas?
Deberíamos tener la flexibilidad al exigir un determinado grado de atención, las respuestas pueden ser variadas, no es lo mismo exigir respeto de normas a un niño con 10 hermanos de padres separados que a otro que tiene cierta estructura familiar consolidada.
Una cosa es pedir que te escuchen o que te hablen bien por que debe de haber un clima de respeto y de funcionamiento y otra es decir “a mi, vos no me hablas así” “ a mi vos me vas ha hacer caso”, completándose ese requerimiento con enojo y buscando que el niño sienta culpa por no hacer lo que plantea el adulto, siendo este segundo ejemplo no un tema real sino un tema personal, y si es personal es algo que el adulto debe resolver consigo mismo, mas que solucionarlo el niño al que se le exige.
En el primer caso cuando buscamos que se tome determinada conducta por la necesidad de la situación en cuestión lo hacemos con firmeza, pero una firmeza de tener conciencia de la necesidad que debe ser así, y la hacemos con argumentos, no con enojo ni generando culpa y el niño lo hace no por culpa sino por que se da cuenta que es así, ¿como va aprender sino escucha las correcciones de el adulto¿
Me ha pasado también cuando solicitamos y buscamos que se respete al niño, que se lo escuche cuando éste hable, que se busque una solución a su solicitud, que no se de la respuesta fácil y cómoda, muchas veces se confunde con “ser buenos con el niño”, de darle todo lo pedido, y tolerar cualquier actitud, una cosa es respetar , escuchar , buscar solucionar, dar una mano y otra, tomar el Rol del “Bueno”, dejándose pisotear y faltar el respeto, tampoco esa es la conducta a mi entender adecuada. Tampoco esa es una buena educación.
“Hoy por hoy creo la educación pasa por trasmitir conciencia, mas que por exigir hábitos y comportamientos ”
Prof. Gerardo Henig
PD !Ojo! esto lo veo por que tambien observo mis propios actos
2 comentarios:
Gritar no nos asegura obtener los resultados esperados. Es gastar energía en algo que no sabremos si sucederá. He observado que levantar el tono de voz, hace que el otro se retraiga o que se encierre en sí mismo. O incluso, que llegue a agredirnos ya sea verbal o fisicamente.
Para trabajar con los niños o adolescentes hay que pensar varias estrategias, y aún así, el tener una batería de ellas no nos asegura alcanzar nuestros objetivos.
Lástima que no siempre somos conscientes de esto.
Muy interesante el tema de la didáctica en las clases y la importancia de escucharnos alumno-docentes, si no es imposible aprender ni enseñar nada
Néstor Trepode www.nestortrepode.blogspot.com
Publicar un comentario