Generalmente cuando nos topamos con un obstáculo, o cuando realizamos un análisis mental, nos comparamos, y esta comparación no trae una emoción detrás, de sentirnos mal, de sufrir por no cumplir los requisitos estereotipados, sentimos que no valemos , pero lo que mas nos causa dolor no es que no valemos, sino que creemos nadie nos querrá por no valer, y todo esto nos pasa a la mayoría de nosotros cuando vivimos teniendo como centro nuestras cabezas, nuestras conclusiones.
Cuando decimos con esta realidad “debo sentirme mal” , o como he escuchado por allí, a docentes, que comentan “pobre niño no puede caminar”, y sin embargo observo a ese niño y es muy feliz.
Es bueno tomar conciencia de nuestra dependencia emocional a esas conclusiones mentales, y descubrir que uno se puede sentir muy bien, con ráfagas y con permanencia de dicha , gozo y felicidad, sin ninguna razón, nos puede pasar ahora de grandes si tomamos conciencias de esos ruidos mentales interiores y sobre todo observando a los niños que al no tener tantos estereotipo son felices tengan ropa nike, todos los dientes, sean gordos o no, solo cuando empiezan a mamar los prototipos de la sociedad, como debes ser esto o lo otro, y “ser alguien en la vida” etc. y mas etc. Cuando perdemos la felicidad natural y adquirimos una felicidad artificial que depende si me comparo y si el resultado sale positivo.
Muchos tenemos tan fijo y arraigado la emoción ficticia, de felicidad dependiente de la conclusión mental, como para sentirnos con rencor y odiar, “lo odio por lo que me dijo o hizo”, y cuando digo de perdonar , me han respondido, “lo perdonarías si hubieran violado a tu hija?”, en ese caso no lo he vivido, se de gente que ha hecho sufrir mucho a mis afectos, o también que he sido blanco de grandes odios y de actitudes inconcebibles por parte de gente medianamente sana, pero mi paz no la he obtenido tratándome de vengar, sino de perdonar internamente, los vea o no mas a esa gente, pero dejando de alimentar y aceptando luego de llorar y putear por lo recibido, y a la larga todo ha sido lo mejor que me ha podido pasar.
Para muchos no se puede perdonar, por la gravedad de lo recibido, pero cuando se vivencia, el estado de fuego venenoso del rencor y del odio interno, cuando alimento el ruido mental de venganza o revancha, y el grado de paz y de dicha, que se siente al perdonar , la elección es clara, y sobre todo la dimensión que adquieres de fortaleza y sabiduría al perdonar, solamente vean a Dr. Bryan Weis cuando perdono a su padre cuando lo abandono escribiendo el libro de tus Zonas Erróneas”. Mandela, de luego de 30 años preso, terminando presidente de su país, en dos semanas, o a Luisa Hay cuando perdono a sus violadores, como su familiares, y hoy por hoy da conferencias multitudinarias, o al tipo que crucificaron hace dos mil años, que perdonaba por que los crucificadores no sabían lo que hacían, y hasta hoy se lo recuerda.
A veces uno queda muy duro cuando pide a los que padecen un sufrimiento, producto de una conclusión mental, que tomen conciencia de ello, pero es la única salida que es duradera y no se cambie un apego por otro.
Acá un video muy bueno para verlo hasta compartirlo con nuestros hijos.
Abrazo Gerardo
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