Copiamos de
NEXO Sport la edición de marzo de 2015, cuya editorial es
"Frente a una nueva organización, las preguntas de siempre"
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Editoriales
Todo parece estar quedando pronto para el comienzo de un tercer período de gobierno del FA en marzo próximo. Con la creación de la Secretaría Nacional de Deportes (SND) adscrita a Presidencia parece instalarse en el Uruguay, una nueva dimensión, de mayor jerarquía, del deporte en todas sus manifestaciones, así como también una idea de gestión más directa, rápida y seguramente más eficaz.
La creación de esta forma administrativa por otra parte y según declaraciones del Prof. Fernando Cáceres, está concebida para transformarse gradualmente en un ministerio. También esta idea nos parece estratégica e innovadora, pues se asigna valor al proceso de desarrollo, a la adaptación paulatina de un organismo público que irá creciendo en autonomía e independencia funcional administrativa y financiera. Se irá armando en función de las necesidades y emergentes que se detecten en el transcurso del propio camino.
Parece por tanto muy importante la sensibilidad con la que se vaya acercando esta gestión a las necesidades reales de los ámbitos en que se desarrolle. La participación e involucramiento recíproco de autoridades y actores adquiere entonces una gran trascendencia en la construcción de políticas y en la elaboración de proyectos concretos y realizables.
Los anuncios parecen entonces ser promisorios. El profesor Fernando Cáceres ha demostrado –como lo hiciera en su primera conducción de la DINADE- una actitud de gobierno abierta, receptiva y participativa hacia las necesidades de la Educación Física así como hacia el Deporte en su concepto macro.
Se perfilan decisiones sobre las que ya habría consenso, que impactarán directamente en el alcance de las competencias de este organismo como es el traslado de la gestión de las màs de un centenar de Plazas de Deportes a la órbita de los municipios de todo el país, que descomprimirá las obligaciones de la nueva SND y acercará más la actividad comunitaria a los usuarios dentro de su contexto singular, a una mejor toma de decisiones para cada dependencia. Una vieja idea de descentralización que finalmente podría concretarse en este periodo y que daría una eficaz autonomía a las intendencias, lejos de un hasta ahora gobierno a distancia dificultoso y costoso.
Esta reorganización completará un proceso que se iniciara con el traspaso de la gestión de la Educación Física a Secundaria, Primaria y UTU, generando por un lado un organismo más pequeño, menos burocrático, más concentrado en lo roles específicos de conducción y creación de políticas de alcance nacional.
Las recientes declaraciones del Dr. Etchandy referidas al apoyo estatal hacia el deporte federado, parecen dar los primeros indicios de un ligero pero trascendente cambio en el rol del Estado dentro de la organización deportiva nacional. Una visión, si bien aún declarativa, estaría marcando un rumbo no tan automático en las ayudas financieras estatales a las organizaciones deportivas, a las que podría exigirse contrapartidas en consonancia con los objetivos del Plan Nacional Integrado de Deporte y con los ejes programáticos de la fuerza política.
Esta nueva administración contará en este sentido con un diagnóstico bastante completo proveniente de este documento de amplia convocatoria al momento de su creación, que constituye sin embargo un documento abierto, sujeto a nuevos aportes. Marca un rumbo y establece líneas de acción estratégicas concretas sobre las que debe mantenerse una mirada de Estado.
Se abre con esta nueva inserción institucional del Deporte también una cantidad de desafíos e incertidumbres. Interrogantes que se abren en función de las atribuciones que recaen en cada uno de los organismos que tendrán ahora competencia directa y descentralizada en la organización, administración, lineamientos programáticos, recursos humanos etc. en las áreas de la educación sistemática, o en el deporte comunitario de alcance nacional, etc..
¿De qué modo podrá articularse todas estas instancias? ¿Estarán dentro de las competencias legítimas de la SND?
La coordinación interinstitucional o interministerial estará seguramente facilitada, de manera de no superponer iniciativas vinculadas al deporte por cualquier dependencia ministerial que considere al deporte un recurso de aplicación fácil para políticas de desarrollo desarticuladas (y muchas veces superpuestas) con las implementadas ya por la actual DINADE.
¿Se establecerán cometidos específicos propios e intransferibles para la SND?¿Se estimulará el trabajo por proyectos bien fundamentados, siguiendo protocolos de presentación e instrumentación?¿Podrán evaluarse los proyectos especiales en curso y discernir sin presiones sectoriales, cuáles de éstos son valiosos y positivos y cuáles deberían ser rediseñados?
¿Un cambio de perspectiva en las políticas de intervención podría al mismo tiempo crear nuevas instancias que involucren un cambio en el perfil de los recursos humanos?
¿Podrían los Institutos de formación docente adecuarse a estas necesidades?
En fin, estas son algunas de las miradas preguntonas que pueden tenerse dentro del vasto dominio que posibilita en estos días el Deporte en sentido amplio. Disparadoras tal vez de tantas otras que quedan pendientes
Más allá de las interrogantes que se adelantan, con las expectación, ansiedad y curiosidad características de cualquier nuevo amanecer, saludamos con afecto, damos como siempre nuestro apoyo crítico y deseamos la más exitosa de las gestiones a los nuevos responsables de conducir esta renovada oportunidad de gestión.
EH
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