Ex asesor del gobierno dice que reforma estatal no tiene norte
La lupa en el Estado. Técnicos dicen que normas del presupuesto están lejos de reformar el aparato estatal Ex subdirector de la OPP critica la desprofesionalización y politización de los jerarcas | "El gobierno no tiene bien claro hacia dónde va"
Distintos expertos en temas de Estado consultados por El País coincidieron en que la mayor parte de los artículos del Presupuesto que atañen al rediseño del aparato burocrático "son de escasa trascendencia".
"Creo que la reforma del Estado debería ser algo más integral de lo que se propone en el Presupuesto. No hay atrás de esto una idea sistémica de reforma del Estado", asegura Ramos.
La ausencia de consenso político y la falta de diálogo con los sindicatos sobre qué tipo de Estado necesita Uruguay, y cuáles deben ser sus cometidos, son obstáculos que "terminan haciendo naufragar todo intento de cambio", aseguró a El País otro de los especialistas en el tema, que prefirió que su nombre no fuera mencionado.
Uno de los aspectos que más llama la atención en las propuestas del gobierno es que liquida lo que fue la "pequeña" reforma del período anterior: el escalafón llamado de Alta Conducción o Alta Prioridad, que se creó en el gobierno de Tabaré Vázquez "a efectos de permitir una gestión ágil y eficiente de los recursos humanos, así como la profesionalización de los mismos", según rezaba el proyecto de 2005.
En los hechos, ese escalafón nunca llegó a prosperar como se había diseñado, ya que de los 70 cargos previstos sólo 27 fueron llenados con los ganadores de los correspondientes concursos. Sólo en tres ministerios llegaron a desempeñarse los nuevos "gerentes".
La nueva ley de Presupuesto elimina de un plumazo los otros 40 cargos que no fueron provistos y que quedaron vacantes. Anula, de hecho, la "reforma" de Tabaré Vázquez que apuntaba a profesionalizar la gestión.
"Yo no estoy de acuerdo en que los cargos que se denominaban de Alta Prioridad, que eran de confianza pero se les exigía requisitos técnicos, se hayan eliminado para crear cargos de confianza comunes a los que no se les exige ninguna credencial", dice Ramos.
"Las críticas por parte de la oposición que se escuchan hablan sólo del aumento de los cargos de confianza, pero en realidad lo que habría que criticar es el cambio: que maten la Alta Prioridad y la cambien por cargos de confianza políticos. Así, lo que avanza no es la profesionalización sino la politización en la gestión pública", asegura Ramos.
COLCHóN INFLABLE. El ex subsecretario de la OPP entiende que en el Estado se verifica un fenómeno que él denomina "incompetencia politizada", que describe de la forma siguiente:
"El gobernante o el ministro que ingresa en la función pública siente que no domina la maquinaria administrativa que tiene por debajo y que venía de períodos anteriores; como no confía en esas personas, en esa maquinaria ya existente y no sabe cómo hacer para cambiarla, al poco tiempo de asumir se siente rehén de la burocracia. Entonces necesitan crear su propio equipo, sus propios procesos, sus adscriptos y personas de confianza. Es así que el nuevo gobierno se saltea la burocracia establecida, genera la suya y deja sin tarea a los que estaban antes".
Ese fenómeno, además de multiplicar la burocracia, tiene un inconveniente peor:
"Todos esos funcionarios que dejaste sin hacer nada son, por su experiencia, los que saben bien cómo funciona la maquinaria, y como buenos estatistas uruguayos son muy legalistas; entonces, cuando menos lo esperas te saltan de abajo y te dicen: `No, eso que ustedes están haciendo no se puede hacer`, y, si quieren, te trancan todo. Y eso sucede con cada nuevo gobierno", resume Ramos.
"Eso, justamente, es huirle a reformar el Estado, a reformar la maquinaria y ponerla de tu lado. Hay que reformar la estructura pública y no crear una paralela", insiste.
ADIÓS A LA CARRERA. La sección del Presupuesto dedicada a los funcionarios públicos toca nervios sensibles en el entramado del Estado.
"Por ejemplo, la carrera administrativa, que es el principal estímulo de los funcionarios públicos, prácticamente se termina para los no profesionales", asegura otro de los especialistas consultados.
"Para los ascensos, las pruebas de conocimientos van a ser decisivas ya que a los llamados podrán postularse funcionarios de muy diverso origen. Millares de estudiantes universitarios se van a presentar a cargos no especializados de ingreso para poder concursar algún año después, luego de ser profesionales, a puestos de mayor nivel de remuneración. Los no estudiantes y no profesionales no correrán en los ascensos".
Por su parte, Ramos observa que "en esta ley no hay una sola palabra sobre la carrera administrativa en sí. Lo que hay es `cómo hago que los funcionarios cumplan el horario`, y algunas reglamentaciones de omisión e ineptitud, pero esas reglamentaciones ya existían y nunca operaron. Los Chicago Boys uruguayos (Alfie, Zaidensztat, la barra de Jorge Batlle), ya habían hecho una reglamentación que decía que dos evaluaciones anuales negativas eran causal de destitución".
El tema de las destituciones en el sector público es uno de los más espinosos. Aunque nadie en el sector privado considera incorrecto o injusto el despido de un mal empleado, en el Estado no se da esa discusión de fondo.
El anunciado decreto del gobierno que establece un mínimo laboral de seis horas diarias para los funcionarios estatales, y que había sido anunciado en principio para el mes de agosto, se postergó ahora para la próxima semana. El Poder Ejecutivo planea redactarlo luego de que el Presupuesto se vote en la Cámara de Diputados.
Según el régimen actual, a veces se cumplen tres o cuatro horas diarias de trabajo, según fuentes de la Oficina Nacional de Servicio Civil, y no hay controles adecuados para las salidas durante el horario de trabajo.
La instrumentación de esta norma podría generar nuevos choques con el sindicato de trabajadores estatales (COFE), que argumentan que ya "cumplen el horario".
DISCUSIÓN ERRADA. Varios expertos lamentan que la discusión sobre la tan manoseada reforma del Estado sólo se haya dado en torno al reclamo sindical sobre el salario mínimo y la "cláusula gatillo" para hacer frente a la inflación.
"Hay dos cosas que deberían estar en la discusión con COFE y que hoy no están", asegura Ramos: "Una es la reestructura ministerial, que implica no solamente una reestructura organizativa, sino de personal. Eso está solamente esbozado, lo único que dice el Presupuesto es que se va a hacer una reestructura pero no dice cómo. Cuando digan el cómo, sí van a tener un enfrentamiento con COFE de verdad".
"La segunda cosa es la redefinición de las estructuras salariales, de lo que tampoco habla esta ley", añade. "Este país no puede seguir discutiendo si va a tener $14.400 de salario mínimo. Lo que tiene que discutir es cuánto se va a ganar por hacer qué. Cuánto vale cada tarea. Esa discusión es habitual en el sector privado, pero a nivel público ni se toca el tema".
Testimonio
Ramos: No más gente sentada para servir café
"En mi plan de reforma del Estado, a los porteros y a los choferes los voy a mimar hasta que se jubilen; pero no voy a abrir nunca más una vacante de portero, de mozo o de chofer en el Estado. Que la gente maneje su auto y en todo caso se contrata una empresa de catering para el día que se la necesita, pero no voy a tener quince tipos sentados en un lugar para que me sirvan el café".
"Abrir el juego" a sindicatos y partidos
El consenso social, expresado a través de los partidos políticos y los sindicatos, es esencial para llevar a buen puerto una reforma del Estado, opinan los expertos.
"Es importante hablar de estos temas con los sindicatos y en verdad no lo hemos hecho, más que superficialmente", admite el ex subdirector de la OPP, Conrado Ramos. "Yo creo que eso es por la propia inseguridad del gobierno, que no tiene bien claro hacia dónde va".
Ramos advierte que "estas reformas no pueden saltar en paracaídas en una ley de Presupuesto, sin discusión previa, porque los partidos de la oposición se tienen que desayunar en pocos días en qué consiste esa cantidad de artículos que le proponen y hacia dónde apuntan".
"Está claro que el gobierno tiene que fijar el Norte, hacia dónde va. Pero después tiene que abrir las mesas de discusión con la oposición", opina Ramos.
1 comentario:
sinceramente no leí el artículo... durante muchos años, la izquierda ha tenido como postura el achicar el estado... ese estado cuyo peso es enorme para los uruguayos, es realmente pesado, tan pesado como la deuda externa que nunca se pagaría... (eso por lo menos se decía hace algún tiempo)... achicar el estado era la consigna... el centralismo histórico ha tenido cargo de conciencia, ha decidido descentralizar lo que el sur no descentraliza, aparecieron los alcaldes, para reflexionar: ¿esto es achicar el estado?
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