MUJER VIVIÓ UNA ODISEA PARA ABORTAR
Salto, el lugar donde no hay abortos legales
Salto se mantiene como el único departamento del Uruguay donde no se hacen abortos legales. Las mujeres que quieran interrumpir su embarazo son derivadas a Montevideo. María Elena, que debía abortar por razones de salud, vivió un calvario.
Federico Castillo
María Elena tiene 28 años y dos hijas, una de 13 y otra de 9 años. Se enteró que estaba embarazada cuando ya estaba de un mes y medio de gestación en una consulta casi que de rutina en el Hospital de Salto. No era un embarazo deseado, pero tampoco tenía intenciones de interrumpirlo. Sin embargo en esa misma consulta el médico le advirtió que el pronóstico no era el más favorable.
Tenía un sangrado interno, entre el bebé y la placenta, que además se le estaba desprendiendo. Quedó internada tres días en observación. Era un hecho que el embarazo no iba a llegar a su término.
María Elena asegura que el doctor le dijo: "Andate para tu casa, hacé tu vida normal, que en algún momento lo vas a perder". El consejo del médico la sorprendió. "Me quedé re mal. No sabés lo que es cargar con un embarazo que tenés claro que no lo vas a terminar".
Le pidió al doctor que la "ayude". Le dijo que además tenía problemas de presión y que no sabía cómo todo esto iba a afectarla. "Va en suerte", dice que le contestó el médico. "Lo podés perder a los nueve meses o a los cuatro". Pero no le dijo nada más. Ya con casi tres meses de gestación, cerca del límite del tiempo legal para abortar fue a consultar a otra policlínica de Salto. "Lo que podemos hacer es mandarte a Montevideo porque acá en Salto no se hacen abortos", le dijeron.
Todos los ginecólogos del departamento salteño presentaron objeción de conciencia para no interrumpir embarazos. Es el único lugar en todo Uruguay donde el 100% de los profesionales se niegan a hacer abortos. El caso más aproximado es Paysandú, donde solo un ginecólogo no objetó la ley que despenaliza la interrupción del embarazo. En esa consulta en la policlínica, a María Elena le confirmaron además que no había esperanzas: la placenta se le iba a despegar tarde o temprano y el bebé dejaría de respirar.
Consiguió que la deriven hasta el Hospital Pereira Rossell en Montevideo. Le dieron el pasaje en ómnibus de ida y debía tramitar la vuelta en el Pereira Rossell. Llegó acompañada de su madre con la firme intención de abortar, pero en la capital tampoco se la hicieron fácil.
"La doctora que me atendió me trató como un perro, como si yo fuera directamente un perro", recuerda María Elena.
Le presentó la ecografía, que mostraba que el "bebé venía mal", y también su historia clínica donde constaba que tenía hipertensión. La presión le subía hasta 22.
Pero no hubo contemplaciones. "La decisión la estás tomando vos. Vos querés abortar", cuenta María Elena que le dijo secamente la médica, como ignorando los problemas que tenía su embarazo. "Yo creo mucho en Dios y le rezaba, yo quería tener el bebé, pero para qué lo quería ver más grande y que creciera en mi panza si no lo iba a tener".
La médica le dio las pastillas para abortar. "Le quise pedir explicaciones, qué hacía si tenía sangrado o fiebre alta y me dijo: `mirá, te escribí todo en un papel, leelo`. Y me abrió la puerta para que me fuera".
María Elena dice que la ginecóloga tampoco le quiso firmar el papel que garantizaba su pasaje de vuelta a Salto. Después de "llorar las penas" con su madre, una funcionaria de la administración le estampó un sello del hospital que tampoco fue considerado válido en la empresa de ómnibus en Tres Cruces. Tuvo que llorar otra vez para que la dejaran viajar. En la empresa le dijeron que no era la primera vez que tenían que ceder ante este tipo de situaciones: pacientes que no tenían la firma habilitante que garantizara el pasaje.
Volvió a Salto, se tomó las pastillas, pero de todas formas le tuvieron que hacer un legrado en el hospital para completar el aborto. Fin de su odisea.
Fuentes del Ministerio de Salud dijeron a El País que en Salto todos los abortos se están derivando al Pereira Rossell. Lo que sí se cumple es la primera etapa de asesoramiento y la posterior, el proceso de recuperación y la asistencia psicológica si es necesaria.
El subsecretario de Salud, Leonel Briozzo, informó que aún se trabaja para reglamentar las objeciones. La cartera de salud busca que los médicos dejen claro que se oponen a hacer abortos por razones morales, filosóficas o religiosas.
La batalla sigue en la Justicia
La batalla contra la ley del aborto continuará en el ámbito judicial. Los detractores de la ley plantean presentar un recurso de inconstitucionalidad en no menos de dos meses, aduciendo los mismos argumentos que Vázquez en su veto, según comentó a El País el edil nacionalista Carlos Iafigliola, coordinador de la Comisión Nacional Pro Derogación de la Ley de Aborto.
En el texto de su veto, Vázquez sostiene que la ley "afecta el orden constitucional" en los artículos 7, 8, 36, 40, 41, 42, 44, 72 y 332 de la Constitución.
Se hará otra denuncia en el ámbito internacional, ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Allí se denunciará que la ley va contra el Pacto de San José de Costa Rica, donde los países que lo suscriben se comprometieron a "proteger la vida desde la concepción".
Por otra parte, según comentó la abogada Carmen Asiaín, la Iglesia Católica y un grupo de médicos que en diciembre habían presentado recursos administrativos contra el decreto reglamentario de la ley, presentarán una acción de nulidad ante el Tribunal de lo Contencioso Administrativo (TCA), luego de que se venciera el plazo para que el Estado respondiera a la primera impugnación.
Los médicos consideran que la reglamentación retacea la objeción de conciencia más allá de lo que marca la ley, y la Iglesia denuncia que el decreto afecta los derechos de las instituciones de salud confesionales
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