Estás buscando el ritmo interior, a veces en el dinero, a veces en el poder, a veces en el prestigio, a veces en todo tipo de relaciones. No dejas de mendigar. Quieres saber algo de lo trascendental, tienes sed de lo trascendental.
De vez en cuando, incluso en tu vida diaria, sucede. Conoces esos pocos momentos en los que de pronto, al despertarte por la mañana todo parece encajar perfectamente. Los pájaros cantan, el aire está lleno de fragancia, el sol se levanta, y de repente sientes que todo está tranquilo. Ya no estás separado ni un solo momento sin razón aparente, sientes un gran placer surgiendo en tu interior. De repente te sientes vibrante, enormemente rejuvenecido, en casa. Quizás porque has dormido profundamente, quizás por la belleza del nuevo día, los cantos de los pájaros, el aire fresco, las gotas de rocío brillando sobre las hojas de hierba por el sol de la mañana; todo ello creó el contexto. No con tu esfuerzo, sino que simplemente por accidente entraste en armonía contigo mismo y con la existencia.
Y recuerda, esto siempre sucede conjuntamente: Cuando entras en armonía contigo mismo, entras también en armonía con la existencia.
La armonía tiene dos lados: el individual y el universal. Si el individuo está en armonía consigo mismo, entonces no hay razón alguna para que no esté en armonía con el todo. Si en tu interior ha desaparecido todo conflicto, incluso por un sólo momento, en ese mismo momento entras a formar parte del todo, dejas de ser una isla, dejas de estar separado. De repente han desaparecido todas las barreras; dejas de estar prisionero.
Si miras al pasado puedes recordar unos pocos momentos.... y estos serán los momentos en que estabas relajado, estos serán los momentos en los que no había ningún deseo en tu mente, en que no estabas preocupado, en que no estabas tenso, en los que de alguna forma eras, simplemente.
Observa cuidadosamente estos súbitos momentos accidentales, porque aquí está la clave secreta. Si ocurre en un estado de relajación, cuando estás suelto, sin tensión, entonces, ¡puedes crear el contexto! Puedes relajarte. Si te ocurre mientras nadas, entonces puedes nadar y crear el contexto. Si te ocurre cuando corres... y a diferentes personas les ocurre de forma diferente. Muchos corredores lo saben, que si corriendo pasas cierto límite y continúan corriendo y corriendo y corriendo, de repente ocurre, porque las energías del hombre tienen tres capas.
La primera capa es sólo para las actividades diarias; es una capa muy fina. Es suficiente para la oficina, para tu mujer y tus hijos, para la vida ordinaria.
La segunda capa es para emergencias: tu casa se incendia; te sientes cansado después de todo el día de trabajo; esperabas llegar a casa y descansar, y de repente cuando llegas ves que tu casa está en llamas. Inmediatamente todo tu cansancio desaparece; ya no estás cansado. Te olvidas de que necesitas descansar, y durante toda la noche luchas por apagar el fuego. E incluso después de trabajar toda la noche, no estás cansado. No funcionó el nivel de energía habitual; éste se agotó; la capa de emergencia comenzó a trabajar.
La tercera capa es más profunda que ésta. Tú continúas y continúas....Por ejemplo, si durante un día, dos días, tres días, continúas trabajando, entonces también agotarás el nivel de emergencia; entonces entras en contacto con la capa cósmica. Esta es la fuente de la vida, y es inacabable. Cuando entras en contacto con ella, una inmensa alegría se apodera de ti.
Les ocurre a los que trotan, a los corredores, a veces a los nadadores. Agotan la primera capa, después la segunda capa y, si continúan corriendo la segunda se agota también; y en el momento que entras en contacto con la tercera capa, se produce sin razón alguna una enorme sensación de éxtasis.
Te puede ocurrir al hacer el amor. Te puede ocurrir, escuchando música. Te puede ocurrir simplemente estando tumbado en la cama sin hacer nada. Te puede ocurrir al pintar cuando estás absorto, totalmente absorto en el dibujo. O te puede ocurrir de miles de formas diferentes. Pero observa: cuando esto te ocurra, cuando estos momentos de tremenda gracia te invadan, cuando la divinidad llame a tu puerta, observa en qué contexto está sucediendo. ¡Mantente alerta! Observa en qué espacio se produce. Entonces tendrás la clave. Siempre que seas capaz de crear ese contexto, ese espacio, el momento volverá de nuevo.
Tú no puedes hacer que suceda, pero puedes estar predispuesto a que suceda.
No puedes forzarlo para que ocurra, pero puedes crear todo lo que es necesario para que esto ocurra. No es un hacer por tu parte; es un acontecimiento. Sin embargo, puedes desempeñar un papel importante. Así es como se han desarrollado todas las técnicas de meditación. Así es como se creó el Yoga.
Esta armonía es parte de tí, porque sin ella no estarías vivo.
Esa música ya está allí, fluyendo profundamente en tu interior, porque esa música es tu conexión con el todo.
Y si se rompe morirás. Tú estás vivo; esto es una prueba suficiente de que la música está ocurriendo. Lo único que hace falta es profundizar en tu propio ser y descubrir dónde está ocurriendo.
Osho,
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