La selección de Alemania le arrebató a Brasil la ilusión de conseguir su sexto campeonato del mundo, pero a cambio dejó un importantísimo legado, al pequeño poblado de Santo André, donde construyeron su base de alojamiento para el campeonato.
Hace ya un año, una delegación de la Federación Alemana de Fútbol, vistió Santo André, donde se encontraron con un terreno de 15.000 metros cuadrados, ideal para la construcción de su base, pensando en la Copa del Mundo que se venía.
En aquel remoto lugar, de playas paradisíacas y reservas naturales, fue que la delegación comandada por Joachim Löw, decidió construir un resort turístico de 14 viviendas, un gimnasio, un spa, un campo de fútbol iluminado, una piscina y un auditorio para las reuniones del equipo.
El complejo costó 40 millones de dólares, pero no tuvo ningún costo para la comunidad pesquera del lugar, ni el gobierno local, ni tampoco para la Federación Aleman. A su vez, se delineó un plan a largo plazo, para determinar el impacto que puede tener el proyecto, luego de que los alemanes se retiraran del predio, para asegurar que sea beneficioso para la comunidad local.
Campo Bahía, como fue nombrado el complejo, fue financiado por inversionistas alemanes del sector privado, y a partir de ahora será abierto al público, como un resort turístico, sostenible y ecológico, que ofrecerá actividades como la pesca y el surf, e impulsará el desarrollo de la comunidad de la zona.
A su vez, la mayoría de los habitantes de Santo André, que fueron empleados para atender a la delegación alemana durante su estadía en el complejo, conservarán su puesto de trabajo en el centro, en el futuro.
Por otra parte, el proyecto también consistió en la modernización de los campos de fútbol de la zona, así como la creación de una academia de fútbol para niños, y la renovación de un orfanato del pueblo.
Los alemanes, que convivieron con los habitantes de la zona, aprendiendo algunas de sus costumbres durante su estadía, se mostraron muy felices con la experiencia lograda en Santo André. El mismo Miroslav Klose, quien cumplió años durante la Copa del Mundo, se mostró muy entretenido festejando sus 36 años, bailando una danza típica de la comunidad.
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