Con nuestros alumnos o nuestros hijos
Desde muy
temprano en mi carrera profesional educativa, me he preguntado como podría
hacer para pasar a nivel de conocimiento alguna experiencia propia o de algunos docentes que me rodean, el
aspecto pedagógico.
Que he
visto que quisiera trasmitir?, encanto y pasión por lo que hacen, son como un imán
con sus alumnos, sus clases son pura alegría, siempre es abundante la cantidad
de alumnos, ellos se sienten cómodos con el docente, pueden llegar a confiar
dificultades que ni a sus padres lo hacen, no hay competencia por ser mejor que
otros, solo alcanza con ser uno mismo, donde no se habla mal de nadie, donde
cada uno es aceptado como es.
Pero ya
hace como 25 años cuando deseo resumir por donde pasa la propuesta pedagógica,
me encuentro con un vacío difícil de trasmitir.
Lo que si
he visto, es que la actitud del profesor, no es de automatismos aprendidos, no
existen “deberías”, no hay manipulaciones emocionales para la búsqueda de
determinadas conductas, hay un respeto hacia el alumnos con el cual nos
comunicamos solo con una experiencia y pasión adulta hacia otro individuo,
donde ambos comparten un espacio.
Donde
cuando hay un desvío no hay un ruego para el cambio de esa conducta, sino firmeza
para que “eso NO”, pues en ese “no” hay claridad, y le llega a la conciencia
del alumno que también sabe que “eso NO” sirve, “eso NO” es bueno.
Pero no es
algo que se busca para calmar el apetito del docente para que el se sienta
mejor, encajando las conductas de sus alumnos de cómo deberían ser las cosas de
acuerdo a su formación o expectativas, y he sido testigo de cuando los alumnos
hacen caso omiso a ese No, tarde o temprano la vida les ofrece mayor
resistencia, pasando graves vivencias ocasionadas por esa actitud, que no le
hace bien al propio alumnos ni a los que le rodean.
Pero por
donde pasa ese tipo de pedagogía?, creo he llegado a la conclusión, que es
imposible resumirla, y darle parámetros, pues esa pedagogía esta libre de
parámetros, esta libre de cultura, esa pedagogía es del Ser, lo que queda
cuando, nos sacamos la mochila de actitudes robóticas aprendidas, donde solo
somos, naturalmente, sin la expectativa de recibir premios o halagos, o tratar
de encajar en esteriotipos, esquemáticos culturales.
Ese a mi
modo de ver es la nueva pedagogía, no pasa solo
por mejores sueldos, ni participación
de corporativismos, ni la búsqueda de ideales, futuros y comportamientos
del pasado, donde haya fluidez, inteligencia, paz, pero de la paz interna, no
esa que es estatua por fuera y conflictos donde clama la fiera dentro exigiendo
un afuera con determinados patrones.
Gerardo
a proposito
Pepitas de Oro:
El gozo no está en haber realizado algo, el gozo está en haber hecho lo que deseaste, lo que deseaste con total intensidad, que mientras lo hacías te olvidaste de todo, del mundo entero; en eso enfocaste todo tu ser.
Y ahí está tu felicidad y tu recompensa, no en lo realizado, no en lo que haya perdurado.
En este cambiante flujo de la existencia tenemos que encontrar la recompensa en el minuto mismo. Lo que hagamos, ponemos en eso todo lo mejor, no hacemos nada a medias. No escondemos nada, nos hemos dado con todo nuestro ser en cada acto.
En eso está nuestra felicidad.
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