Miquel Àngel Cos: “La osteopatía de pubis o pubalgia se cura con trabajo activo. Cuanto más descanso, peor evoluciona”
La osteopatía de pubis o pubalgia es una patología muy frecuente entre deportistas y, desgraciadamente, tiene la peculiaridad de que cuando hace acto de presencia es difícil de erradicar.
Se trata de una lesión incapacitante y muy molesta. Provoca un dolor que puede tardar semanas e incluso meses en desaparecer y no sólo resulta invalidante para la práctica deportiva, sino que incluso puede ser un lastre para realizar actividades cotidianas.
Curiosamente, es más frecuente en los hombres que en las mujeres y sobre todo son los futbolistas los que más la sufren. Ahí están los casos de Xabi Alonso, operado en junio de 2013, Kaká o Sergio Busquets, por citar solo unos ejemplos.
Sin embargo, también se da mucho entre ‘runners’, atletas, jugadores de rugby, baloncesto, halterófilos, ciclistas, tenistas y un largo etcétera.
El fisioterapeuta y osteópata Miquel Àngel Cos, director del centro de osteopatía del CAR de Sant Cugat; fisioterapeuta del equipo nacional de atletismo y durante siete años osteópata del primer equipo del Fútbol Club Barcelona, nos explica en esta entrevista, emitida en La Xarxa Radio, qué tratamientos existen hoy en día para combatir la pubalgia y qué medidas adoptar para prevenirla.
Pregunta.- ¿Cuáles son los deportistas más vulnerables a padecer pubalgia y cuáles son los factores de mayor riesgo?
Miguel Ángel Cos.- Es una patología que se da en muchos deportes y en todo tipo de deportistas tanto de alto nivel como amateurs. En el fútbol, al ser uno de los deportes que más se practica en España y Europa, quizás haya una mayor incidencia, pero se da también en corredores, atletas de distintas disciplinas, halterófilos, luchadores de taekwondo y en los deportes de raqueta como squash, tenis, pádel, entre muchos otros. Es más frecuente cuando el deporte exige un cambio de dirección y en trabajos de pista o sala. Uno de los mayores riesgos es al hacer un trabajo muscular a gran velocidad y con mucha explosividad. Tal es el caso de los atletas velocistas, pero también en todas aquellas especialidades en las que se debe realizar un sprint o un cambio de dirección, y eso ocurre en baloncesto, balonmano, fútbol, etcétera.
P.- ¿Si un deportista nota un dolor en el pubis o en la zona pélvica qué le recomienda hacer?
M.A.C.- Hace 23 o 24 años le escuché decir al doctor Ramón Sancho, un gran traumatólogo, que cuando a nivel púbico o pélvico cambiamos el diagnóstico dos o tres veces en un periodo de cuatro a seis semanas es que se está enmascarando un cuadro de pubalgia, también llamada osteopatía dinámica de pubis, osteítis púbica o tendinosis de los aductores.
La gran terminología que existe para definir una patología sirve también para plasmar la gran dificultad que hay para definir el cuadro. La gente no se pone de acuerdo en qué nombre debemos ponerle.
La buena definición se produce cuando dudamos y decimos: parece una tendinopatía del sartorio o quizás del pectíneo o, a lo mejor, se trata de otro de los músculos que se insertan a nivel pélvico. Si cambiamos de opinión de manera frecuente, entonces, ¡ojo! porque seguramente se estará gestando una pubalgia. Cuando hay una molestia en esa zona que no sigue una clínica habitual es recomendable ponerse en manos de un fisioterapeuta del deporte o un médico.
P. - ¿Cuál es el mejor tratamiento para curarla?
M.A.C.- Las osteopatías de pubis o pubalgias se curan con trabajo activo. Una de las consignas que damos es: cuanto más descanso, peor. Las pubalgias en el fútbol se operan los meses de septiembre, octubre y noviembre, después del mes de vacaciones. Es una patología que, como otras, con el descanso empeora. ¿Por qué? Porque en nuestros músculos tenemos fibras rápidas (blancas) o bien fibras lentas (rojas). Pues bien, en los aductores predomina la fibra lenta (roja), al igual que ocurre en los músculos isquiotibiales y esta característica hace que desaparezca el dolor al dejar la actividad, pero a la vez tienden a acortase con la inactividad y eso es perjudicial. Si, por ejemplo, se permanece ‘parado’ durante tres meses, se nota que al intentar estirar los isquiotibiales nos cuesta más. Si a ello le sumamos un proceso inflamatorio (como en el caso de la pubalgia) esta situación se exagera más. Por eso decimos que el descanso empeora la patología y recomendamos hacer trabajo aeróbico sin dolor, pero sin descansar (para evitar acortamiento y recaída de la lesión).
P. – Al ser una patología tan rebelde, muchos deportistas deciden operarse para acortar plazos. ¿Con los tratamientos ahora tan en boga como los factores de crecimiento o la EPI (Electrolisis Percutánea Intratisular), el quirófano puede evitarse?
M.A.C.- Los factores de crecimiento, la EPI, todo tipo de corrientes de electroterapia, la mesoterapia, etcétera…; todos ellos como tratamientos complementarios están muy bien, pero la base del tratamiento debe ser un trabajo activo y haciendo una serie de ejercicios. En primer lugar, tenemos que hacer una valoración a nivel pélvico para saber lo que ocurre: puede tratarse de un pubis anteroinferior, con una ilíaca que tiende a interiorizarse; o puede ser un pubis posterosuperior, que es una ilíaca que va para atrás.
Una vez tenemos identificada la patología, se pautan una serie de ejercicios tanto genéricos como específicos para esta patología concreta. Lo más importante es ponerle al problema nombre y apellidos y a partir de ahí trabajar. Todo lo demás son complementos. Yo preguntaría: ¿Se resuelven las pubalgias con factores de crecimiento, EPI o mesoterapia, etc.? La respuesta es no. ¿Y si además hacemos trabajo activo? Entonces, seguro.
“Una pubalgia normalmente se consigue encarrilar en ocho semanas”.
Hay que tener en cuenta que la pubalgia evoluciona con dientes de sierra. Y eso confunde a la gente que la sufre. Hoy tengo mucho dolor y estoy fatal y al cabo de una semana no te duele y puedes jugar un partido. Tiene altibajos y esto hace dudar. Esta es la razón por la que no se suele acudir al médico hasta transcurridos tres meses desde que apareció el dolor. Pero cuanto más tiempo pasa, los picos de dolor son más agudos y más próximos en el tiempo. El protocolo de tratamiento busca que los picos de dolor sean menos intensos y a la vez más espaciados. De una escala analógica de dolor del 0 al 10, siendo el 0 nada de dolor y el 10 máximo dolor, el trabajo aeróbico debe hacerse con una percepción de dolor del 0 al 4, lo que se considera molestia. Todo lo que se haga con molestia, perfecto. Con dolor no se debe trabajar.
“Actualmente, las pubalgias no se operan ni el 2 % que años atrás”.
P.- ¿Pero los deportistas siguen pasando por el quirófano?
M.A.C.- Es cierto que se operan, pero actualmente no se operan ni el 2 % de las pubalgias de años atrás. Se operan muy poco. Al deportista amateur le recomendamos que tenga paciencia y siga el protocolo de ocho semanas que nosotros marcamos. Si la lesión es muy incipiente y se coge a tiempo quizás se solventa en cuatro o seis semanas. Si es de muy larga evolución, a lo mejor se necesitan ocho o diez. Sin embargo, normalmente conseguimos encarrilar una pubalgia en ocho semanas. Lo importante es estar bien asesorado.
“Para prevenir la pubalgia es esencial realizar ejercicios de estabilización lumbopélvica”.
P. - ¿Qué medidas preventivas se pueden tomar para no sufrir esta lesión?
M.A.C.- Es esencial realizar ejercicios de estabilización lumbopélvica (también conocidos como CORE) en los cuales se trabaja la parte abdominal, lumbar, glútea… ya que en la pelvis se insertan los músculos más grandes y el segundo más potente, dicen, que es el glúteo mayor. Por tanto, todos los ejercicios que ayuden a estabilizar la pelvis es la mejor prevención para esta patología.
A menudo, estos desequilibrios se producen por un déficit de acondicionamiento físico. Pero otras veces no se trata de un déficit físico, sino a causa de realizar una actividad física asimétrica. Por ejemplo, un jugador de fútbol que chuta más con una pierna que con otra; o un especialista de 110 metros vallas. El deporte de alta competición, a menudo, busca un desequilibrio y el deportista tiene músculos más desarrollados de un lado del cuerpo que del otro porque su especialidad lo provoca y exige. En el paso de una valla, por ejemplo, una pierna ataca con el pie colocado por delante y la otra pierna, en cambio, pasa recogida. Eso provoca desajustes musculares que nos acercan a la lesión. La alta competición busca diferencias musculares que causan desequilibrios, aumentando el riesgo de caer en una lesión.
“Por cada 20 hombres que sufren pubalgia hay una mujer”.
P.- ¿Por qué es más frecuente en los hombres que en las mujeres?
M.A.C.- Es una pregunta interesante. Por cada 20 hombres que sufren pubalgia hay una mujer. Seguramente se debe a varios factores y todos ellos tienen su lógica. La pelvis del hombre y de la mujer es diferente. La mujer acostumbra a tener más flexibilidad, elasticidad y diferentes características musculares y articulares. También puede haber causas hormonales, el umbral de dolor o también que las mujeres suelen ser más valientes que los hombres y aguantan más el dolor.
Sin embargo, hay un factor que tiene un peso específico. En los hombres el aductor se considera un músculo tónico con predominio de fibra lenta (roja). O sea que ante la patología tiende a acortarse. Y en cambio en la mujer se considera músculo fásico. Es decir, ante el dolor o inactividad puede sufrir un proceso inflamatorio, pero acostumbra a ceder terreno. En la mujer, no es tan rebelde a acortarse. Esta es la explicación más lógica de que exista este desequilibrio en la incidencia de pubalgias entre el sexo masculino y femenino. La naturaleza ha querido que la mujer tenga esta facilidad con el fin de facilitar la maternidad.
P.- Recapitulando: para tratar la pubalgia conviene realizar sesiones de fisioterapia, hacer trabajo aeróbico a la vez que ejercicios específicos como son los de estabilización lumbopélvica que también sirve para prevenir la patología. ¿Alguna recomendación más?
M.A.C.- Sí, si se padece pubalgia, aunque parezca que evoluciona bien, no conviene hacer cosas explosivas. Por ejemplo, un fondista debe hacer rodajes largos, pero no es conveniente que haga series. Se deben evitar pliometrías y multisaltos, como saltos entre vallas. También hay que evitar el squat (sentadilla), ya que cargar pesos en la espalda también provoca irritación púbica.
Si se evita el trabajo explosivo y se hace un trabajo aeróbico, el riesgo de que se produzcan brotes de dolor disminuye mucho. Hay que tener la paciencia de aguantar estas ocho semanas e ir avanzando de manera progresiva. Esta es la clave.
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