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domingo, 10 de junio de 2012

Para la Pasta base no alcanza la psicología y pastillas


Pasta base: "Acá solo te dan pastillas, terapia cero"

Caso. Federico, hijo de la líder de Madres de la Plaza, contó su historia de adicción
Cuando el sábado pasado perdió a su madre, Federico Rodríguez Villamil llevaba 8 meses de abstinencia. "Con este golpe que tuve, que fue el peor de mi vida, sigo de pie. No me drogué", contó el hijo de Rocío Villamil, exlíder de Madres de la Plaza.
A raíz de un paro cardio-respiratorio, la dirigente de la asociación de lucha contra la pasta base, Rocío Villamil, falleció el sábado pasado a los 54 años. Federico, su único hijo, estaba recuperado y viviendo con ella en su apartamento del Centro.
"Siento que se me fue la que me ponía los caminos por dónde ir, la que me ponía las trabas, la que me decía por acá no, la que me ayudaba. Me siento medio solo, sé que no lo estoy, pero se me fue mi mamá, que era todo", contó Federico esta semana a El País.
Esta no es la primera vez que Federico ha estado "limpio" por bastante tiempo, llegó a estar poco más de dos años en abstinencia. Es adicto a la pasta base desde los 15 años, y hoy tiene 26. En esos 11 años pasó de todo. A los 20 empezó a vivir en la calle, donde "cuidaba coches" en el Centro, un eufemismo para en realidad decir que pedía monedas a la gente para drogarse. Comía lo mínimo indispensable. Se internó decenas de veces en cerca de 20 clínicas distintas, cayó preso por suministro de drogas, cuando salió de la cárcel volvió a la calle y comenzó a rapiñar. Después de que cayeran presos sus dos compañeros llegó a un límite.






































"Llamé a mi madre un día a las 3 de la mañana. Le conté que había perdido a mi compañero, que lo habían llevado preso, y 
que el próximo era yo. Y otra vez en cana no quería estar. Entonces le dije a mi madre: `Ahora sí`. Me metió en un EGA y cuando me bajé estaba en Brasil", contó Federico. Ahí se internó en una "fazenda" donde funciona una comunidad terapéutica para adictos en recuperación, con una metodología que según Federico no existe en Uruguay.
"Acá no hay comunidades terapéuticas así. Acá son todas clínicas, pastillas y psiquiátricos. En realidad, es cambiar una droga por otra. Te medican y chau. Y no es así. El adicto tiene que hablar de lo que le pasa. Estuve en el Vilardebó, en el Etchepare, en muchos otros lugares. Y lo único que hacen es darte pastillas y nada más. Terapia cero", afirmó.
Después de estar internado en Brasil, Federico volvió a Montevideo y continúa el tratamiento en Betania, una comunidad terapéutica en el kilómetro 34 de la ruta 5. "Allá somos cuatro adictos en recuperación que venimos de Brasil, y estamos trayendo el tratamiento de la fazenda brasilera para acá. Consiste en un poco de disciplina, un poco de trabajo, grupos, reuniones, hay psicólogo, psiquiatra. Un poco de espiritualidad, como cada uno conciba la espiritualidad", resume.
En esta etapa del tratamiento Federico trabaja en la comunidad, pero no está internado. Además hay un grupo de internos que vive allí. Una de las claves de la recuperación, según Federico, son las reglas y la disciplina. "Si te tenés que levantar a las 7 es a las 7, no a las 7 y media. Porque el día de mañana, cuando tengas un trabajo y una familia, no podés llamar todos los días a decir que te dormiste. Esas normas, de a poco, te van ayudando", agregó.
"Ahora, si Dios quiere, ojalá no tenga ningún tropezón. Pero si tengo un tropezón es cuestión de levantarse y ya está. Tropezones tenemos todos en la vida", contó Federico. "Y ahora tengo alguien que me dice que no me drogue, que si me drogo la estoy defraudando", dijo.
En un futuro, a Federico le gustaría tener una comunidad terapéutica propia. "Me gustaría trabajar de esto, ayudando a adictos. Qué mejor para un adicto que ayudar a alguien que pasó por lo mismo. Porque los psicólogos, los psiquiatras, están bárbaro, te pueden ayudar pero no saben. Nunca vivieron en la calle por consumo, no saben lo que es una fisura (ganas de drogarse)", comentó.
VIDA DE CALLE. Federico contó cómo fue el proceso de adaptación a la vida en la calle. "Al principio me costaba. Después, como todo, uno se acostumbra. Al principio buscaba cartones para taparme la cara, para que la gente que pasara no me viera. Después ya dormía así nomás. Me levantaba y hacía monedas para comer algo y después drogarme. Más tarde ni monedas para comer, iba derecho a la volqueta, comía lo que viniera y después pedía para drogarme", comentó.
Cuando cayó preso estuvo 8 meses en Cárcel Central. Allí también se drogaba, y cuando salió, comenzó con las rapiñas callejeras. "Ya no estaba para andar cuidando coches ni nada", contó.
Para rapiñar ponía un fierro de paraguas en el cuello de las víctimas y les pedía su dinero. "Nunca lastimé a nadie", dijo. "Con eso hacía plata. Al principio me daba un poquito de miedo. Después, como todo, uno se acostumbra", agregó. "Dormía con droga abajo del colchón, celulares y plata".
Federico describió el círculo vicioso de la vida de un adicto a la pasta base en la calle. "Un chasque (dosis) a mí me duraba dos minutos. Daba dos pitadas y ya tenía que salir, buscaba un vecino, le pedía guita, y así seguía todo el día. Hasta que no podía ni caminar, me agarraba la lluvia, tenía los pies todos cortados y la boca hecha pedazos. Y ya no era lo mismo manguear descansado que después de 5 días sin dormir, que la cara se te transforma, tenés las manos llenas de cenizas y vas a los tropezones. Ahí me iba a dormir, y cuando me despertaba, empezaba todo de nuevo".

"Ella se fue pero la pasta no"

"Ahora hay que seguir adelante", dijo Pablo Stratta, secretario de la asociación de Madres de la Plaza, muy cercano a Rocío Villamil. "Ella se fue pero la pasta no, el problema sigue acá. La enfermedad sigue instalada y no es tratada. El encare sigue siendo dispensar pastillitas de colores y entretener", comentó. "¿Cuándo se va a tratar esto como una enfermedad? Eso nos sigue taladrando la cabeza a todos, como le pasaba a Rocío", agregó. La Asociación comenzó como un grupo de denuncia de bocas de pasta base, pero actualmente está más centrada en brindar apoyo a los familiares de adictos. También apuesta a crear un centro de recuperación de las droga

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