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No uses el presente para ninguna fin solo vívelo pues es lo único que existe.

lunes, 28 de febrero de 2011

+Breve historia de la Cultura Física en Uruguay

(1ª. Parte)
Hay dos más. Esta llega hasta el 24, Hay otra hasta el 60 y una tercera hasta ahora

Autor: Prof. Arnaldo Gomensoro (Uruguay)
Exclusivo para NEXO Sport
(Se agradece la posibilidad de tener todos los profes este valioso material del querido Cheche )

Este breve repaso de acontecimientos relacionados con la Cultura Física de Uruguay desde la Independencia hasta nuestros días, representa un intento de abarcar el largo proceso de desarrollo (con sus avances, retrocesos y estancamientos) de la actividad educativa, físico - deportivas y recreativa de nuestro país.

Se ha clasificado este proceso histórico en varias etapas, necesariamente con cierta arbitrariedad y, a su vez, en tres ámbitos correlacionados entre si: en el deporte de competencia; en la actividad físico-deportiva comunitaria, de salud, etc. (recreación) y en la Educación Física en el ámbito de la enseñanza, con el propósito de hacer más factible su comprensión.

Para definir estas áreas (ya que los términos en si puede dan lugar a distintos alcances), digamos que entendemos por deporte de competencia aquella actividad físico-deportiva donde se establecen reglas universalmente aceptadas, una organización jerárquica (los clubes, las federaciones, etc.), una jurisprudencia y órganos destinados a mantener la disciplina deportiva y cuyo fin fundamental de toda la actividad es el triunfo deportivo.

Por recreación (término quizás demasiado amplio y polisémico) se entiende toda actividad físico-deportiva cuya finalidad sea mejorar y mantener la salud, recrearse o divertirse, compartir e integrarse comunitariamente, mejorar la presencia corporal, quedando relegado el objetivo de ganar o de triunfar sobre otros.

Finalmente, por educación física se entiende la disciplina educativa escolar, liceal, etc. que integra el currículum de cada uno de los ciclos en que se organiza la enseñanza formal y que tiene como referencia lo corporal como eje de sus actuaciones.

Sin embargo, de ninguna manera se entiende que son ni etapas y ni áreas concluyentes ni sectores estanco, sino todo lo contrario. Es decir, hay una continuidad histórica y una sinergia entre los ámbitos, fluyendo su influencia mutua de forma continuada y permanente.

Las etapas en que hemos dividido el proceso histórico en Uruguay con referencia a la Cultura Física son:

a) Período inicial – Años 1842 – 1900

b) Período fundacional – Años 1900 – 1924

c) Período de desarrollo – Años 1924 – 1960

d) Período de estancamiento – Años 1960 – 2000

e) Período contemporáneo – Año 2000 en adelante

a) Período inicial – Años 1842 – 1900

En el deporte:

El deporte en este período se reduce al interior de las colonias de extranjeros radicadas en Montevideo, y en algunas localidades del interior donde iba llegando el ferrocarril y se radicaban empresas de estos foráneos. Este proceso radicó fundamentalmente en la fundación de clubes deportivos. Éstos, de carácter eminentemente democráticos a imagen y semejanza de sus originarios de la Gran Bretaña, fue dirigido en este período por los propios deportistas, aunque generalmente sólo permitían el acceso a los integrantes de la colectividad donde provenía esas iniciales instituciones. El primer club fue fundado por los ingleses en 1842. Se llamó Victoria Cricket Club en honor a la reina de ese nombre que era la monarca en esa época en la madre patria. Concurrían sus asociados a la zona de Paso Molino (Pueblo Victoria) a realizar sus “días de Sport” (los jueves) donde realizaban prácticas y partidos de cricket. Poco tiempo después de su fundación desapareció a raíz del sitio a Montevideo por las fuerzas del Partido Nacional - con apoyo de las de Argentina - encabezadas por el Brigadier Oribe y que se prolongase durante toda la Guerra Grande.

Bastante después de la Paz de 1851, le siguió la fundación del Montevideo Cricket Club por la esa misma colonia inglesa en 1861 ( y que actualmente tiene su sede en Solymar Norte). Practicaban el cricket, atletismo, natación, water polo, ciclismo y luego introdujeron el fútbol y el rugby.
Otras colectividades extranjeras también trajeron a Uruguay sus deportes tradicionales. Los italianos jugaban a las bochas y los vascos a la pelota de mano en frontón. Los italianos y franceses asimismo practicaban y competían en esgrima y gimnasia.

A fines de este período se fundaron los clubes L’Avenir, Albión, el Central Uruguay Railwail Club (luego se llamó Peñarol), el Club Nacional de Regatas, el Club Nacional de Velocipedismo y el Club Nacional de Fútbol y otros que, a la fecha, han desaparecido o continúan funcionando. El deporte era totalmente masculino, dado que se consideraba una actividad exclusiva de los “gentleman” (caballeros)

Las condiciones para ser deportista

Se basaban en la idea original del liberalismo inglés del siglo XIX, que sostenía que el deporte era cosa del “gentleman”, es decir del burgués y del aristócrata, que practicaban el deporte por el deporte mismo, alejado de todo otro interés. Era el concepto que primó por impulso de De Coubertain durante más de medio siglo, en el Comité Olímpico Internacional.

En ese sentido, la definición de deportista que se adoptó inicialmente en el Río de la Plata sobre “aficionado” es de meridiana claridad:

“Se considera aficionado al deporte, todo gentleman que nunca haya tomado parte en una competición pública; que no haya combatido con profesionales por un precio o por dinero proveniente de las entradas o de cualquier otro sitio, que en ningún período de su vida haya sido profesor o instructor de ejercicios de este tipo como medio de subsistencia; que no sea obrero, artesano ni jornalero” (Amateur Atletics Club de Inglaterra)

En algunos casos este amateurismo llegaba a extremos poco creíbles. La Unión de Remeros del Uruguay estableció en sus Estatutos que no podían participar como remero o timonel aquellas personas que se incluyan en algunas de estas categorías:

- Que hubiese competido en carreras de botes, por premios en dinero o por “órdenes contra casas de comercio”

- El que, por lucro, “haya enseñado, se haya ocupado o haya ayudado en la práctica de ejercicios atléticos de cualquier clase”, .

Y dos condiciones más, que quitaban toda posibilidad de competir en la Unión de Remeros a aquellos

- “Que, por dinero, haya trabajado en o para botes en labor manual” y
- “Que su trabajo habitual le dé superioridad física”

De esta manera se excluía del deporte, sin decirlo, vergonzosamente, al que fuese “obrero, artesano o jornalero”

.
En la recreación:

Desde la fundación de Montevideo en 1726, los españoles residentes concurrían en el verano a las costas a bañarse. Esto se institucionaliza luego de la Independencia (1830) dedicándose el llamado “Baños de los Padres” (donde hoy está el Mercado del Puerto) para las mujeres y más hacia la Aguada, otro baño para los hombres. Poco después comenzaron a construirse varios “establecimientos” privados que consistían en un muelle donde había casillas (que se alquilaban) y desde donde se bajaba por escalerillas a la Bahía y al Río de la Plata a bañarse. Fueron varios (“De las Delicias”, ”De Bastos”, y “De Aurquía” en Ciudad Vieja y “De Playa Ramírez”, “De los Pocitos” y “Playa Honda” - en Capurro-, estos últimos ya a fines del siglo XIX).

Otra actividad recreativa muy popular a fines del siglo XIX era el juego de pelota de mano introducido por los vascos, que se desarrolló en varios canchas en Montevideo y el interior, llegándose a construir frente a la actual Plaza de los Treinta y Tres, un establecimiento privado llamado “Jai Alai ” con varios frontones donde se competía con apuestas en dinero.

Importante difusión tuvieron igualmente las corridas de toros, que comenzaron antes de la Independencia, con varias “plazas”.en la Ciudad Vieja. Luego pasaron al Cordón y finalmente se construyó la llamada “Plaza de Toros de la Unión” en 1855. Congregaban gran cantidad de público, realizaban otros espectáculos (peleas de box, carreras a pie, desfile de bandas, orquestas y bailes, etc.) hasta que el Gobierno las prohibió en 1890 por la muerte de un torero en plena faena. Sin embargo se siguieron desarrollando en la modalidad de toros “embolados” (es decir con las astas protegidas) realizándose en el actual barrio de La Teja y especialmente al final del período, en la localidad del Real de San Carlos, cercano a la ciudad de Colonia.

Asimismo tuvieron mucha relevancia las carreras de caballos. Un tipo de ellas, llamada “criollas” o “pencas”, se desarrollaban en recorridos de ida y vuelta y todavía se hacen en el interior del país.

La otra forma (“a la inglesa”) tenía como escenario los hipódromos. El primero de ellos se construyó en Punta Carretas en 1861, donde hoy se ubica el Shopping. Posteriormente se trasladó al barrio Ituzaingó en 1888, conocido como Hipódromo de Maroñas, donde está emplazado actualmente. Entre ambos, se ubicó uno en la zona donde actualmente esta hoy ubicado el Mercado Modelo. También se construyeron hipódromos en distintas localidades del interior.

En la Educación Física:

La primera manifestación referente a la Educación Física se produjo en el llamado “Colegio Nacional” ubicado en la Unión, donde en 1855 se daban clases de gimnasia y esgrima.
Allí se sostenía que ““La Educación Física requiere comodidad, extensión y aire libre en el local que se habita y buenos alimentos”.

Luego José P. Varela propuso su dictado en el hoy Colegio Elbio Fernández (en 1867) y la incorporó a los programas escolares en 1876. Solo se nombró un profesor para algunas escuelas de Montevideo (Ángel Baeza) y poco se avanzó. Cuando se elaboró el primer programa de Enseñanza Secundaria en 1886, se colocó “Gimnasia” en los cuatro años de liceo, pero no se llevó a la práctica. El Rector de la Universidad Alfredo Vásquez Acevedo (de donde dependía Enseñanza Secundaria), prefería que los estudiantes, que eran sólo varones, jugaran al fútbol como en los colegios ingleses.

b) Período fundacional – Años 1900 – 1924

En el deporte:

Con motivo de la competencia comercial entre las compañías tranviarias y ferrocarrileras, éstas promovieron la creación de una liga de fútbol, deporte que se había popularizado entre las clases altas montevideanas. Así nació la The Uruguay Football League en 1900, la primera federación deportiva que tuvo nuestro país.


El impulso de las compañías de tranvías y ferrocarrileras

El fenómeno deportivo especialmente en algunas disciplinas (a raíz de cierta autonomía en tanto fenómeno sociocultural), tuvo un impacto emocional tan fuerte en estas nuevas sociedades urbanizadas de América, que empezó – con una fuerza imparable – a ser frecuentado por las incipientes clases medias primero, para luego expandirse a toda la sociedad, en un proceso que detallaremos a continuación.

En este proceso, y especialmente en el del fútbol, le cupo un lugar fundamental las empresas de tranvías inglesas y alemanas que explotaban el servicio en Montevideo y sus intereses económicos.

Las empresas habían adoptado la táctica de buscar la utilización máxima de su potencial de transporte. Al irse limitando los horarios de trabajo en la incipiente industria y el comercio montevideano, se encontraron los fines de semana con un importante parque vehicular ocioso por el descenso en la venta de boletos.

Ante ello, resolvieron invertir importantes sumas de dinero para provocar el uso de los tranvías en esas fechas. Así erigieron a su costo el primer hipódromo que tuvo Montevideo en Punta Carretas, para luego construir las instalaciones balnearias de las playas Ramírez (casillas, muelle y paseo sobre el río), Pocitos (casillas, muelles y el gran hotel) y Capurro (con las casillas, la pista de patín y la confitería).

Pero en invierno, la asistencia a esos establecimientos disminuía o directamente desaparecía. Era imperioso promover actividades que suscitaran la venta de boletos los fines de semana. Por esos apoyaron fuertemente la creación de la Liga de Fútbol y contribuyeron con su funcionamiento, pues así se aseguraban una cantidad básica de partidos por fecha.

En ese camino, convinieron con distintos clubes la instalación de canchas en los grandes terrenos de sus estaciones ubicados en lugares estratégicos de la ciudad, que quedaron ociosos al desaparecer los caballos que pastaban en ellos. En la Quinta de la Paraguaya (Camino 8 de octubre y Camino Cibils) se construyó el Parque Central para el Deuscher F. K.- luego alquilado por Nacional -, en Estación Prado la cancha del Albion, en Estación Belvedere la de Liverpool, en Estación Pocitos la de Peñarol y en la Estación Reducto, la de Wanderers.

Ese impulso - dado que los repetidos partidos de la Liga se completaban con espectáculos, bailes, kermeses y otras competencias deportivas – ayudó fuertemente a divulgar especialmente al fútbol y sacarlo definitivamente de los círculos de extranjeros y patricios en que se había desarrollado en el siglo XIX. En este sentido, Garrido afirma que

“(…) el fútbol uruguayo (montevideano) se arraigó, difundió y organizó en su League porque desde fines del siglo pasado fue encarado como un negocio por la competencia que existía entre las empresas británicas de tranvías y el ferrocarril (…)”
(Garrido, A.. “100 años de gloria” Ed. El País – Tenfield. 2000 Montevideo)

Esto estaría explicando la transformación rápida del fútbol en el deporte más masivo y popular, traspasando las barreras de clase



De ahí en más, el fútbol se extendió a todas las clases sociales. Como resultado de la gran anarquía en la organización de clubes y deportistas en muchas otras disciplinas, la Comisión Nacional de Educación Física (creada en 1911), organizó en 1915 un departamento estatal propio, dedicado a ese tema: la Federación Deportiva Uruguaya. Esta que promocionó la creación de uniones por deporte (básquetbol, voleibol, natación, etc.) y a partir de allí, promovió la organización de casi todo el deporte uruguayo, especialmente el metropolitano.

Junto a ello y a partir de 1913 aquella Comisión (aún un organismo honorario y casi sin personal profesional) instaló (o ayudó a instalar) plazas de deportes en Montevideo y en algunas localidades del interior (sobre todo en Colonia y Canelones). En estas plazas se recibían clases de gimnasia (calisténica), se enseñaban y se practicaban los deportes más populares, y fue allí donde se fundaron muchos de los clubes que luego serían importantes (Atenas en la Plaza Nº 3, Olimpia y Aguada en la Nº 1, etc.).


El contexto político y sociocultural de la creación de la Comisión Nacional de Educación Física

El proceso de modernización tardía que se desarrolló en los primeros años del siglo XX, tuvo su correspondencia en el ámbito político, social y cultural de nuestro país.

Según Machado, desde el punto de vista político, este proceso de modernización tuvo determinadas e importantes restricciones.

“Tres limitaciones, por su gravedad, le sirvieron de freno al plan reformista de Batlle y los condenaron en su proyección; la vinculación partidaria con el coloradismo más conservador; los cortos alcances de las soluciones agrarias propuestas y la penetración de los inversionistas y los préstamos norteamericanos, con sus implicancias políticas obvias”

Dada la carencia manifiesta de una clase burguesa nacional consolidada, la propuesta democrática y capitalista fue llevada adelante por el aparato estatal, que se transformó en principal impulsor del modelo pero que, a su vez, creó una burocracia de funcionarios públicos clientelística y retardataria. Aquella incapacidad de la burguesía nacional de actuar como clase locomotora de las reformas, fomentó en Batlle y su elite la necesidad de aliarse con las clases medias y de trabajadores, llevando adelante una propuesta de superación de los antagonismo de clase que, en los hechos, nunca llegó a producirse. Es así que en el Proyecto de Ley de 1906 que finalmente crearía la Comisión Nacional de Educación Física puede leerse que

“En la práctica de los sport, los hombres se acercan y se nivelan más, las clases sociales desaparecen y se nivelan más, mucho más que por la cultura exclusivamente intelectual”

Esa alianza a que nos hemos referido era de por sí débil, porque expresaba intereses contrapuestos, convirtiéndose ese en uno de los motivos de la derrota de los aspectos más radicales y significativos del “modelo” batllista. La alianza de los conservadores (de dentro y fuera del Partido Colorado) y de los intereses de la oligarquía nativa de comerciantes exportadores, latifundistas e industriales ligados al capital internacional (el inglés en retirada siendo sustituido por el norteamericano y el alemán), formaron un frente que impidió que Batlle concretara muchas de sus iniciativas, comenzando un ciclo de freno y retroceso que se iba a concretar definitivamente con el Golpe de Terra en 1933.

Este proceso, largo y contradictorio, se dio en una coyuntura social sobre la que actuó dialécticamente, caracterizada por Barrán con el signo de “El disciplinamiento”. Proceso que comenzó a partir del primer impulso modernizado en 1860 y se extendió hasta la tercera década del siglo XX.

Según este autor “(…) no sólo se transformó la relación del hombre con la sociedad”. La relación de las personas con su propio cuerpo sufrió un cambio significativo. Este disciplinamiento del cuerpo pasó, entre otras manifestaciones por la higiene y la salud. Sigamos nuevamente a Barrán:

“Ante todo, una certidumbre que la investigación sustenta: la ‘higiene’ y la ‘limpieza’, dos cara del mismo hecho cultural, la conservación de la ‘salud’ del cuerpo, también integran el código cultural de la moral predicada por médicos, maestros y aun curas”

Pero no sólo la asepsia era un valor a conquistar. El fin del juego inútil y desorganizado, propio de la ‘barbarie’ debía dejar lugar a formas más provechosas de utilizar el cuerpo. Formas que permitieran, por un lado, la preparación para el trabajo. El proyecto legislativo que hemos citado afirma que una de

“(… ) las grandes ventajas de la práctica del entrenamiento físico tiene (es) desde el punto de vista económico, ya que siendo la lucha mundial contemporánea una lucha genuinamente económica …el factor más importante de triunfo,(es) la potencia muscular del obrero (…)”

Por otro, disciplinar y organizar el tiempo de ocio que comenzaba a aparecer luego de la promulgación de la ley basada en los “tres ochos”: ocho horas para el trabajo, ocho horas para el descanso y ocho horas para el ocio y la recreación.
Volvamos a Barrán:

“Se había pasado del país utópico del juego, la glotonería y el hartazgo del cuerpo…al país burgués del endiosamiento del trabajo, la contención del apetito y el ascetismo corporal. El deporte y la gimnasia por último, sustituyeron al juego sin objeto determinado, mera expresión placentera, gratuita y virtualmente contenedora de la risa”

Se comenzó a utilizar la frase de Juvenal “Mente sana en cuerpo sano” y se empezó a afirmar, sin ninguna base demostrable que el deporte era capaz de alejar a la juventud de “garitos, casinos y plazas de toros” al decir de Pedro Manini Ríos.

En este marco surge la idea de hacer juegos atléticos anuales y luego de su pasaje por la Comisión de Fomento de Diputados, se entiende necesario la creación de un organismo promotor de la cultura física, por lo que se propone la

“(…) creación de la Comisión Nacional de Educación Física que, bajo la superintendencia del Poder Ejecutivo deberá dirigir y encaminar todo lo referente a esta cuestión atribuyéndosele desde ya un importante programa (…)

Entre ese programa, merece destacarse los siguientes fines que se establecieron:

“b) La formación de asociaciones de cultura física racional”

“e) Fomentar la fundación de plazas de plazas de juego, gimnasios, baños públicos y stand de tiro”

“g) Organizar conferencia públicas en los establecimientos nacionales, para los padres de familia, sobre higiene infantil”

“h) Combatir las causas del deterioro físico, en la infancia y juventud, de todas las clases sociales”

“ i) Proyectar un plan racional de educación física obligatoria en las escuelas de instrucción primaria y los establecimientos de instrucción secundaria”
(Ley de creación de la Comisión Nacional de Educación Física sancionada el 7 de junio de 1911)


Todo este movimiento que encabezó la C. N. E. F., hizo que la misma pasara a ocupar la tarea de “ente rector del deporte”, función que finalizó formalmente en 1918, cuando problemas entre dirigentes determina que las federaciones adquiriesen su autonomía como entidades privadas, lo que sigue tal cual hasta hoy.

En 1923 el fútbol (ya el deporte más popular) se dividió (en un episodio llamado “El Cisma”) respondiendo a discrepancias sobre el profesionalismo encubierto, la adhesión a una fractura similar en Buenos Aires y especialmente, a enfrentamientos políticos entre distintas fracciones del gobernante Partido Colorado. Simultáneamente, el más importante dirigente deportivo del período, el Dr. Francisco Ghigliani, fundó el Comité Olímpico Uruguayo y, en ese carácter resolvió -junto al Dr. Atilio Narancio- que representase al país en los Juegos Olímpicos de 1924 en Paris, una selección de la Asociación Uruguaya de Fútbol (donde jugaba Nacional) quedando afuera los adheridos a la Federación Uruguaya de Fútbol (donde jugaba Peñarol). Aprovechando el bajo nivel de los países de Europa que salían de la I Guerra Mundial y del desconocimiento que había sobre Uruguay, la Selección (que jugaba muy bien), ganó el Campeonato Olímpico de Fútbol. Las mujeres no participaban, salvo como espectadoras.

En la recreación:

A partir de 1900, algunas modalidades de juegos y entretenimientos populares fueron decayendo. Es así que cierra el mencionado“Jai Alai”, se prohíben las corridas de toros y las carreras de caballos se concentraron en el Hipódromo de Maroñas, en las afueras de Montevideo. Inclusive, al construirse por argentinos la Plaza de Toros de Colonia, ésta no llega a funcionar como se esperaba, sustituyendo las corridas tradicionales por unos simulacros con toros con sus cuernos protegidos, lo que termina por restarle interés a la actividad. Hubo un nuevo intento a fines de la década del 10 en Montevideo pero no tuvo éxito.

A partir de 1909, se fundó en Montevideo la filial de la Y. M. C. A. (Asociación Cristiana de Jóvenes) por integrantes de la incipiente colonia norteamericana y algunos criollos relacionados a la Iglesia Metodista. Esta institución, ya radicada su central definitivamente en Estados Unidos (originalmente fue fundada en Londres), va incorporando -además de varios deportes como el básquetbol y el voleibol-, un concepto de la recreación y de los juegos educativos que se difunde rápidamente. Junto a ello, adquiere extraordinaria relevancia la creación, en julio de 1911 de la Comisión Nacional de Educación Física, organismo del estado destinado al desarrollo de la actividad física (deportes, educación física y recreación).

La A. C. de J. le cedió a la C.N.E.F. a partir de 1914 para que actúe como primer Director Técnico del nuevo organismo, al Director de su Departamento Físico, el profesor norteamericano Jess Hopkins. Simultáneamente la C. N. E. F. había comenzado el año anterior a fundar –como se mencionó- plazas de cultura física (la primera en la Aduana), lo que le permite a Hopkins desarrollar un programa recreativo muy importante. Este movimiento que pasó a desarrollarse en todo el país, cambiando su nombre al de Plazas de Deportes, es inédito en el continente sudamericano (actualmente hay un centenar en todo el país) y fue causa del gran progreso de Uruguay en el deporte, la educación física y la recreación.

En la Educación Física.

En 1905, Enseñanza Primaria nombró a Alejandro Lamas como profesor de gimnasia para las escuelas de Montevideo, que había ganado el concurso correspondiente, fundamentalmente al tener como antecedente el haber publicado dos años antes el libro “Educación Física y Manual de Gimnasia Escolar”, primer texto que, en nuestro país, se editaba en la materia.

Asimismo Lamas presentó a las autoridades de Primaria el primer Programa de Educción Física para las escuelas. Constaba de ejercicios gimnásticos, formaciones, marchas y juegos dirigidos. El Dr. Carlos Vaz Ferreira, en ese entonces director del consejo respectivo, autorizó el programa pero eliminando las formaciones y marchas y los juegos dirigidos. Los niños, opinaba Vaz Ferrerira, debían aprender a conducirse libremente y los juegos debían ser espontáneos y no dirigidos por el maestro. Su dictamen señalaba que las actividades debían carecer de una “rigidez excesiva”.

Desde 1908, Lamas también se encargó de dar clases de la asignatura Educación Física en ambos institutos magisteriales (uno de varones y otro de mujeres), pero poco después se suspendieron al no haber instalaciones apropiadas. En esos momentos las autoridades sostenían que debía ser los maestros normalistas los docentes que se ocuparan de enseñar Educación Física en las escuelas.


A partir de 1912, cuando se empezó a concretar la fundación de liceos en el interior (junto a los tres que ya funcionaban en Montevideo), se incluyó la asignatura Educación Física en cada uno de los cuatro años que tenía el ciclo liceal. Los profesores fueron designados entre militares, maestros, profesores de dibujo, inglés, etc. Este mecanismo se eligió ante la carencia de una profesión consolidada y la autorización que daba el gobierno a contratar docentes siempre y cuando se encargaran de no menos de tres disciplinas.

Las clases se dictaban en Montevideo en el gimnasio llamado “Universitario” (luego denominado “25 de Agosto”), , en las primeras plazas de deportes a medida que se construían y en clubes, canchas, patios e inclusive, en la calle.

A partir de 1920 la C. N. E. F. dictó seis cursos cortos donde se diplomaron “Maestros de Educación Física”, que pasaron a trabajar como docentes en plazas de deportes, escuelas, liceos y escuelas industriales así como en clubes deportivos. Muchos de los alumnos de estos cursos eran elegidos por las comisiones locales de Educación Física (fundamentalmente en el interior) entre deportistas destacados de cada localidad con cierta vocación por la enseñanza. Otros asistentes, estos con obligatoriedad, fueron los docentes que habían comenzado a dar clases en los liceos de todo el país.

En 1923 se resolvió que la Educación Física de la Enseñanza Primaria, de la Enseñanza Secundaria y de las Escuelas Industriales pasase a estar a cargo de la Comisión Nacional de Educación Física (art. 60 del Presupuesto), lo que se concretó entre abril de 1924 y mayo de 1925.

Así fue que estos docentes se hicieron cargo simultáneamente del dictado de clases en las escuelas públicas, liceos y plazas de deportes, donde estas estuvieran construidas.

En esa etapa prevaleció la llamada Pedagogía Tradicional, que tenía como referencia una educación cuyo papel es el de transmitir los conocimientos acumulados y lógicamente sistematizados por el llamado Enciclopedismo. Las clases consistían en un maestro que exponía sus lecciones y los alumnos ejercitaban disciplinadamente sus propuestas. En este contexto, se partía de la idea de un “cuerpo máquina”, que había que desarrollar y perfeccionar para una sociedad que necesitaba operarios eficientes y saludables para la industralización que se avecinaba.

Sin embargo, ya en 1923, el Director Técnico de la Comisión Nacional de Educación Física, el Prof. Julio J. Rodríguez incorporaba un matiz importante a esa orientación prevaleciente, al afirmar que “La educación física proporciona un medio ambiente muy favorable para el cultivo del carácter” promoviendo valores como la justicia, la honradez, el respeto a los demás, el espíritu de colaboración, el sacrificio, el coraje, confianza en si mismo, etc.
(Continúa)

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